Ahorra tiempo en la cocina (y también dinero) preparando tus propios cubitos de caldo y utilízalos en mil preparaciones. Conseguirás tener una base siempre a mano para preparar comidas caseras de forma fácil y rápida con todo el sabor.

Los cubitos de caldo comerciales tienen una gran cantidad de aditivos nocivos para la salud y además un exceso de sal y grasas perjudiciales. ¿Quieres saber cómo hacerlos? Es más fácil de lo que piensas y podrás los utilizar para disfrutar de todo el sabor del caldo de pollo ocupando poco espacio en el congelador. Tienen muchos usos, desde preparar un reconfortante caldo de pollo, una sopa de fideos, como base para un ramen o una sopa minestrone, para potenciar el sabor de guisos y asados,… todo de una forma natural y saludable.

Aprovecha la cascara de pollo que te ha quedado de una preparación y dale salida a las verduras que tienes en la nevera (puerro, cebolla, tomate, perejil, zanahoria,…).

Lo primero es tostar bien los huesos de la carcasa en un fondo de aceite de oliva virgen, aportará mucho sabor.

Retira la carcasa del fuego y saca con una cuchara toda la carne que pueda tener. Pica bien el pollo que has recuperado y resérvalo.

Después añade a la cazuela las verduras y hortalizas muy picadas y dora también.

Añade la carcasa de pollo, un poco de vino blanco y un poco de agua. Cocina hasta que el liquido se consuma casi al mínimo.

Retira las carcasas y añade el pollo picado.

Puedes añadir especias como cúrcuma, curry, pimentón, ajo y cebolla en polvo, jengibre molido,… para un extra de sabor.

Pasa todo por la batidora y reparte la pasta en una bandeja para hacer hielo y congela. Podrás conservar tu cubitos hasta 6 meses y disponer de ellos cuando quieras.

¿Quieres una receta aún más fácil?

Prepara el pollo entero asado en una fuente con cebollas, zanahorias, puerros… Adereza con tomillo, limón y aceite de oliva virgen. Riega el conjunto con brandy.

Una vez asado el pollo, trínchalo para servir deshuesando las pechugas.

Recupera entonces toda la carne de pollo adherida a los huesos que puedas y recupera también las hortalizas asadas y los jugos. Cocina todo en un cazo hasta que la salsa reduzca. Adereza con las especias que te gusten y pon a punto de sal. Es el momento de llevarlo todo a la batidora y repartir en la cubitera para llevarlo al congelador